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Candelaria: su hija murió, se hizo cargo de dos nietas y ahora le quitaron la casa

Una familia fue expulsada de la vivienda en la que habitó durante 20 años. Los nueve integrantes quedaron en la calle. Piden que el Gobierno y la Justicia los escuche, y poder conseguir un alquiler.

La familia fue desalojada este lunes por la mañana.
Actualizada: 04/07/2019 11:04
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El lunes, una familia oriunda de Candelaria fue desalojada y decidieron dar a conocer la grave situación por la que atraviesan, no tienen un techo en el momento que el invierno hace sentir todo su rigor y se sienten “desamparados”.

Natalia Andino es una de las personas que habitaba en la casa, ubicada en el Barrio La Colonia, junto a su madre, Elvira Cruceño, dos hermanos, dos sobrinos y sus tres hijos.

20 años atrás, Cruceño trabajaba como "casera" en la vivienda, y tras morir la propietaria, ésta se la dejó.

“En 10 años nadie vino a decir nada. De un día para otro apareció un hijo y nieto de la mujer con un abogado a querer desalojar a mi madre”, relató Andino en declaraciones a El Chorrillero.

Al comenzar la semana, Andino estaba trabajando y su madre, de 56 años, había quedado al cuidado de los niños. Durante la mañana llegó una orden para desocupar el hogar, en la que les dieron un plazo de tres horas para retirarse del lugar. “Salíamos por las buenas o por las malas nos iba a sacar la Policía con el COAR”, transmitió la mujer.

“Mi mamá al asustarse, junto sus cosas y salió de la casa. Nos querían meter en un galpón que no tiene baño ni las condiciones para tener a las criaturas. Allí pusimos algunos muebles, lo demás está en un camión de la Municipalidad con mi documento, ropa de abrigo, las colchas, y camas”, siguió contando.

En junio del año pasado, su hermana Anahí falleció y Cruceño quedó a cargo de sus dos nietas, de 2 y 8 años. Andino vivía en Villa Dolores y decidió trasladarse hasta Candelaria para ayudarla junto a sus hijos de 1, 4 y 9 años. También residían en el lugar otros dos hermanos.

Andino mencionó que tras ser expulsados se comunicó con la recientemente reelecta intendenta, Ana Glellel y ésta se comprometió a ayudarlas económicamente a pagar un nuevo lugar. Sin embargo, aseguró que en la zona no hay propiedades para alquilar.

Por otra parte, precisó que el año pasado, su madre fue citada por el juez de Paz, Carlos Pereyra a una audiencia, pero que las notificaciones llegaron cuando ya había pasado la fecha estipulada. Sostuvo que Cruceño fue a la Justicia más tarde, pero no la recibieron.

De la misma manera, indicó que nunca fueron avisados de que debían abandonar la casa. “Dejaron que pasaran las elecciones y lo hicieron”, cuestionó.

La mujer también manifestó que luego de ser desalojados, su madre junto a tres de sus nietos debió ir a dormir a la casa de otra hermana. “Está en un cuartito donde duermen nueve personas”, agregó.

Una de las hijas de Andino se encuentra con el padre, mientras que la beba de un año está con ella. Una noche se quedaron en la vivienda de una amiga y otra en la de un vecino.

“Pedimos que alguien nos escuche, que nos ayuden. Mi mamá hace años vive acá. Hay gente que viene de afuera y tiene más privilegios”, insistió.

Andino explicó que otro vecino, Ramón, se encuentra en la misma situación. El joven, que también tiene una hija menor, vivía en un departamento ubicado en el mismo terreno. En su caso, había comprado la propiedad y contaba con toda la documentación que lo respaldaba, pero igual fue desalojado.

A su vez, señaló que los chicos no han podido ir a la escuela porque los guardapolvos y las mochilas quedaron debajo de todas las cosas en el camión de la comuna.

“Necesita que el Gobierno y la Justicia nos escuchen. Han dado viviendas de barrio a gente soltera. En Candelaria muchos tienen tres casas”, remarcó.

Andino agregó que si bien comida no les falta, pueden ayudarlos con abrigos o con lo que deseen colaborar. Su madre padece artrosis en sus manos y por eso no puede trabajar, sólo recibe una pensión de $4 mil por estar a cargo de sus dos nietos.

“No tenemos planes sociales, nos manejamos como podemos día a día”, concluyó.

Una pérdida que aún no tiene explicación

El 17 de junio de 2018, Anahí asistió al Hospital de Candelaria a tomarse la presión porque tenía dolores. Estaba embarazada y ya se acercaba la fecha del parto.

“Se fijan en la libreta y le faltaba la vacuna del estreptococo. Entonces el doctor para ahorrar eso le puso penicilina”, contó Natalia a El Chorrillero.

A los pocos minutos le comenzó a faltar el aire y finalmente murió junto a su bebé.

En el acta de defunción figuró que el motivo del deceso fue una “disnea” seguida de un “un shock anafiláctico y asfixia por penicilina”.

La familia de la joven que tenía 23 años y dos hijas nunca obtuvo respuesta de lo qué pasó y por qué no le realizaron una cesárea para salvar la vida del niño. “Dijeron que no estaban preparados para una cirugía así y se preocuparon por ella”, transmitió Andino.

Otras de las irregularidades es que en el acta figura que el fallecimiento fue en la Maternidad Teresita Baigorria, pero después se dijo que la víctima nunca llegó al centro de salud.

Afirmó que la causa no ha tenido avances y está caratulada como “averiguación de muerte”.

Según explicó el médico al poco tiempo dejó de trabajar en el hospital de la localidad.

“Hay dos actas de defunción. En una se consignó que fue por un shock anafiláctico, asfixia y envenamiento por penicilina. Y en la otra dice algo distinto”, señaló.

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EN PORTADA EL CHORRILLERO

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